miércoles, 11 de agosto de 2010

Matrimonio del mismo sexo: ¿Qué diría Jesús?

Por Erik Wikstrom (Pieza de Opinión publicada en The Washington Post-Newsweek)

Es oficial -por ahora. El Juez de Distrito Principal de los EUA, Vaughn Walker, emitió una resolución que establece que establece que la controvertida Proposition 8 de California, que definió el amtrimonio en ese estado como exclusivamente entre hombre y mujer, es inconstitucional. Los promotores de la Proposición ya apelan la resolución. Dado que la mayoría de ellos provienen de la derecha cristiana, Consideran que su cruzada es una responsabilidad moral.

Puedo entender por qué. De acuerdo a los evangelios el lugar de los primeros milagros de Jesús habría sido una boda, por ello podría tener sentido pensar que él tendría un caballo favorito en esta carrera. Y aunque los avangelios también muestran que Jesús se oponía a mirar sólo la superficie de las cosas -sus fromas externas- y nos enseñó a mirar su contenido interior.

En un pasaje bastante gráfico (Mateo 23,27) amonesta a los “maestros de la ley” -y aquí realmente se refiere a quienes prefieren la adhesión legalista a la letra de la ley, en vez de un entendimiento más fluido de su espíritu. Los llama “sepulcros blanqueados”, tumbas, y dice que se ven bellos y limpios por fuera, pero que en su interior están llenos de cadáveres putrefactos. Como lo dije, una metáfora gráfica.

Es mucho más fácil poner atención a las formas. Puedes ver las formas.Puedes legislar las formas El matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer, por ejemplo. Eso es claro. Es simple. Es legal. Pero no creo que pueda pasar como uno de los conceptos de Jesús.

Porque ¿qué pasa con el matrimonio ante la infidelidad? ¿O ante el abuso conyugal? ¿O ante la falta de vinculación y amor? ¿Y qué hay con la cultura del divorcio por solicitud y de los matrimonios múltiples? ¿Todo va a pedir de boca mientras sea entre un hombre y una mujer? ¿O acaso no suena más como si la etiqueta de ‘matrimonio’, o su forma, se viera bien desde el exterior, mientras que en su interior . . . ?

¿Podría acaso ser una definición más espiritual del matrimonio considerarlo como la unión de dos personas que se aman mutuamente, se comprometen la una con la otra, cuyo amor no sólo se dedica al crecimiento de cada individuo, sino al de ambos como pareja y, así entonces, comparten ese amor hacia el mundo amplio? He copmocido matrimonios heterosexuales que encajan en esa definición. Espero que el mío sea uno de ellos. También he conocido parejas lésbicas o gueis que encajan igual o mejor en esta definición. No puedo ver ninguna razón por la que se les impidiera usar la misma palabra que yo uso.

Si la derecha cristiana de verdad quiere proteger al matrimonio, me comprometo a trabajar junto con ellos -para ayudar a las parejas a profundizar en sus compromisos, para que aprendan a afrontar los tiempos de dificultades, y para celebrar modelos de compañerismo que de verdad encarnen el ideal (guei o heterosexual). Pero si todo lo que se proponen es defender la definición legalista de una palabra . . . Jesús ya me dijo qué responderles.

Erik Walker Wikstrom es ministro Unitario Universalista y autor. Entre sus libros están, Teacher, Guide, Companion: rediscovering Jesus in a secular world; Simply Pray: a modern spiritual practice to deepen your life; and Serving With Grace: lay leadership as a spiritual practice (todos ellos publicados por Skinner House Books).

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