martes, 5 de febrero de 2008

Boletín de Adoración LCUM #1 (Reflexiones sobre el servicio de abril de 2007)

Amig@s de la LCUM:

Durante la adoración del mes pasado sobre EL SIGNIFICADO DEL SUFRIMIENTO tuvimos la oportunidad de compartir con la Rev. Mary Wellemeyer, de Manchester, New Hampshire, que visitó nuestro país para practicar su español y vivir inmersa en nuestras culturas por unas semanas. Espero que en su regreso a Nueva Inglaterra, vía Montana cierre con plenitud las muy diversas actividades de su sabático.


LA LITURGIA: LA OBRA DEL PUEBLO

Tal vez la palabra 'liturgia' nos suene usualmente a recetas anticuadas e initeligibles. Pero no es necesariamente así, en principio, la liturgia significa el servicio, o la obra, del pueblo. En el servicio público de abril Héctor Álvarez nos compartió una plática sobre visiones orientales para enfocar los hechos de nuestras vidas y una fábula taoista sobre si es verdad que un hecho es necesariamente malo o bueno.

Todos tenemos la posibilidad en nuestras congregaciones liberales de asumir nuestra corresponsabilidad en la elaboración y desarrollo de la liturgia que produzcimos. Celebramos y nos lamentamos juntos, reflexionamos y abrimos nuestro corazón, renovamos nuestra esperanza y aprendemos a servir, tanto los unos a los otros, como a nostros mismos y al mundo.

La misma atención sagrada que se pide en cualquier liturgia es la que nos damos y ofrecemos mutuamente al compartir nuestras vivencias, experiencias, dudas, ideas, prácticas espirituales, etc.

¿Estaremos en condiciones de formar nuestro Comité de Liturgia este año? Nuestra participación será nuestra respuesta. Héctor se ofreció a asesorar a quienes tengan alguna propuesta para nuestras liturgias pero tengan dudas sobre cómo presentarla o integrarla.

¿Poemas, anécdotas, ejercicios espirituales, reflexiones, sabes tocar un instrumento, podrías leer en voz alta un fragmento de escritura sagrada o profana, conoces algún ritual que podríamos utilizar o adaptar, podrías dar una plática breve? Se solicitan propuestas a: serviciounitario@gmail.com


EL MINISTERIO COMIENZA POR LA PROPIA CASA

Las cultura religiosa convencional nos ha tal vez malacostumbrado a imaginar que el ministerio sería una responsabilidad exclusiva de una minoría con formación teológica y algunos rituales de ordenación que los separan de la comunidad. Esto no es así, el significado original de la palabra 'ministerio' simplemente es 'servicio'.

Algunas de las cosas que es una comunidad como nuestra surgiente congregación libre y liberal:
  • Una comunidad de adoradores.
  • Un lugar para aprender a servir.
  • Una comunidad de servicio, una comunidad ministerial.
  • Un hogar espiritual abierto al mundo.
  • Una comunidad corresponsable de traer algo de justicia al mundo.
  • Es el lugar donde podemos tratar de ser el cambio que queremos ver en el mundo.
  • En resumen, como decía el gran teólogo unitario y profeta de la ética social, James Luther Adams: "La iglesia es un lugar donde aprendemos a ser humanos".
Héctor Álvarez, nos hizo una propuesta que puede representar una vía de profundizar nuestra experiencia juntos, de capacitarnos para ministrarnos los unos a los otros y de ministrar al mundo. Se trata de una técnica de ayuda que se llama Proceso de Reevaluación. De una manera que parece mágica, escuchar al otro, y esta forma de coescucha nos proporciona una poderosa herramienta de ayuda. De alguna manera, incluso nuestra liturgia es un proceso de coescucha sagrada colectiva.

Una presentación introductoria está disponible en la red en esta dirección:

http://www.rc.org/publications/translations/spanish/spanishhowto.html

Nuestro hermano Héctor nos ofreció coordinar un taller para capacitarnos para el Proceso de Reevaluación y así fortalecernos como una comunidad de servicio y ayuda. Te invitamos a seguir las noticias sobre este taller y a considerar tu participación en él. ¿Lo platicamos más personalmente durante la comida compartida, luego del servicio del sábado 26 de mayo? ¡Caminemos hacia la comunidad ministerial que necesitamos ser!


ESCRIBIMOS NUESTROS PROPIOS SALMOS

Para finalizar la sesión hicimos el ejercicio de escribir un salmo propio. Los salmos, como género literario, son himnos de culto, de alabanza y agradecimiento la mayoría, pero también los hay de lamento, e incluso de reclamo. ¿Qué le dirías a Dios, o al universo, o a los valores más altos que podamos concebir?

Entre las muchas fuentes de nuestra fe están las leyendas, mitos y sagradas escrituras de muchas tradiciones de sabiduría que nos ofrecen elementos para dar froma a nuestra relación personal con lo sagrado, lo de más valor para la vida, lo trascendente, lo inmanente universal, etc. Pero como los liberales religiosos entendemos que la revelación es continua, debemos preparanos individualmente y como comunidad para abrir nuestras mentes y corazones, para así buscar nuevas verdades, valores que nos conviertan y humanicen.

Así que compartimos en comunidad de adoradores este ejercicio de reflexión y expresión de escribir nuestro propio salmo.

Dado que coordiné este ejercicio, y para no presentarme con ventaja indebida, compartí y comparto ahora el primer salmo que escribí:

Salmo de San Nicolás de los Arroyos

Francisco Javier Lagunes Gaitán

Oh, Alma de la Humanidad.
Sé que conmueves, consuelas y das un sentido profundo a las
vidas que te contemplan.

Algunas veces temo tu presencia, pues tu mirada eterna me abruma
con interrogaciones sin fin, y el misterio ominoso de la vida no me consuela.

¿Acaso alguna vez te reflejarás en el espejito minúsculo de mi vida?

Gracias por tu cálida luz cegadora y por tu entrañable profundidad
intangible.

Oh, íntima entelequia sublime.
Bendita sea la vida, bienaventurado el universo que compartimos y la
comunidad en que lo experimentamos y nos experimenta, así sea por un instante.



HAGAMOS ENTRE TODOS ESTE BOLETÍN

Para que este boletín refleje progresivamente nuestra pluralidad, te invito a compartas algo de tu experiencia en el próximo servicio de adoración este 26 de mayo, o en alguno anterior.

Recibe un saludo fraterno en la fe liberal y liberadora,

Francisco Javier

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