miércoles, 13 de agosto de 2008

De locos y mártires: Un unitario asume el desafío





Por Sara Robinson para OurFuture.org (29 de julio de 2008)

Somos un grupo extraño, los unitarios.

La sabiduría convencional establece que seríamos blandos en todas las cuestiones en las que nuestra sociedad valora la dureza. Nuestro rechazo a adherirnos a cualquier dogma significaría que seríamos blandos en nuestras convicciones. Nuestra apertura mental reflexiva es motivo de mofas según las cuales evidenciaría la suavidad de nuestra cabeza. Nuestra persistente y gentil insistencia en los valores liberales sería una evidencia de corazones demasiado blandengues como para poner límites. Y todo esto junto conduce a una imagen pública de una agrupación sensiblera de intelectuales irresponsables que de alguna manera carecería de cohesión, firmeza, foco, o propósito.



Sólo podrías creerte esto si desconociesas la historia o la realidad actual del unitarismo universalista. Los fundadores adelantados de esta fe, Miguel Servet (1511-1553) y Ferenc Dàvid (1520?-1579), fueron ejecutados por la noción radical de que la creencia en la Trinidad —que excluía a musulmanes y judíos— no debería ser un requisito para participar en la vida pública del siglo XVI. Cuatrocientos años después, en la misma parte del mundo, otros unitarios murieron en los campos de concentración por haber tenido el valor de sustentar sus convicciones humanistas. Viola Liuzzo (1925-1965), una madre de 39 años de Michigan, quien fue asesinada por el Ku Klux Klan en los días posteriores a la decisiva marcha de Selma en marzo de 1965, fue también una de nosotros.



Y hay miles de nosotros que hemos vivido para luchar día tras día —y nuestra supervivencia se ha debido, no a que seríamos débiles e indecisos, sino a que hemos perseverado en nuestras convicciones y no hemos estado dispuestos a retroceder ante la insolencia. Está esa creencia, de cuño unitario, de que la nobleza del espíritu humano es el fundamento espiritual sobre el que los fundadores de los EUA consideraron seguro sustentar las convicciones que cristalizaron en la Revolución contra la tiranía [Independencia]. Ella encendió la apasionada oratoria de Daniel Webster, la sabiduría de Ben Franklin y los escritos claramente incisivos de Tom Paine. Envió a Paul Revere al encuentro de esa fría mañana de abril y e hizo que Thomas Jefferson se diese a la tarea de escribir la Declaración de Independendencia. Por ella precipitadamente se arriesgó la vida de la iglesia, como organización —y las vidas de sus líderes, quienes conciente y deliberadamente cometieron el delito de traición— con el objeto de publicar los Papeles del Pentágono [14 mil páginas de documentos secretos que exponían los entretelones de la historia de la planeación interna y la política gubernamental hacia la guerra de Vietnam] durante la administración de Nixon.

El unitarismo y el universalismo encendieron la chispa del cambio progresista que llevó a Susan B. Anthony, Lucy Stone y Julia Ward Howe a organizar el movimiento de mujeres. Hicieron que se pronunciaran Jane Addams, Dorothea Dix, Albert Schweitzer y Clara Barton por traer salud y esperanza para los pobres. Dieron voz a los poetas, de Whitman y Plath a E.E. Cummings, a los novelistas de Dickens y Melville a Vonnegut; así como a músicos de Bartok y Grieg a Pete Seeger. Alimentaron la imaginación ilimitada de Bucky Fuller, Rod Serling y Frank Lloyd Wright. Mantuvo con vida y dedicado a trabajar por diversas causas a Christopher Reeve. Todavía lo escucho burbujear con frescura cada vez que el conductor televisivo de crianza UU, Keith Olbermann lanza uno de sus característicos comentarios bombásticos.



No son un pueblo temeroso. Ni parecen perturbados por la falta de convicción. 'Blandenguería' o 'irresponsabilidad' son prácticamente las últimas palabras para describir a alguno de ellos ('estúpido' tampoco estaría en la lista, para nada). Cuando subscribes el libro congregacional para convertirte en UU, este es el legado que asumes y que de ahí en adelante procurarás llevar a la práctica. No es la tarea de Dios hacer del mundo un mejor lugar. Es la tuya. Esta nunca ha sido una tarea para los débiles de corazón, mente o espíritu —y en esta era de conservadurismo enloquecido, lo es menos aun.

Pienso en ello mientras examino las noticias que llegan de siete personas baleadas cuando el hombre de 58 años, Jim Adkisson, jaló el gatillo de un arma que sacó de un estuche de guitarra y abrió fuego mientras los niños interpretaban un número musical esta mañana en la Iglesia UU del Valle de Tenesí (TVUUC). Dos murieron y cuatro están en condición crítica mientras escribo estas líneas.

Uno de los fallecidos, Greg McKendry, aparentemente recibió la ráfaga del arma de lleno en el tórax mientras trataba de proteger a otros miembros de la iglesia que estaban en la línea de fuego. Otros tres miembros de la congregación casi inmediatamente se lanzaron sobre el pistolero y lo tiraron, rompiéndole un brazo en el proceso. Mientras que otros miembros actuaron cuerda y tranquilamente para llevar a resguardo a los niños y llamar a la policía.

Esos son los unitarios que conozco. Listos, decididos, audaces, tranquilos en las crisis, comprometidos con la acción correcta. Podría haber sido cualquier iglesia UU del país y se habrían comportado de manera similar.

Podría haber sido cualquier iglesia UU del país —y ese es el problema.



Nadie parece saber aun lo que motivó al atacante. La información es fragmentaria y confusa en tanto que la aclare la policía y la congregación se repliega sobre sí misma para armar los pedazos esparcidos. Como siempre hemos manifestado en casos similares, la enfermedad mental será probablemente el protagonista central de la historia cuando todo se resuelva. No es requisito estar loco para disparar en una iglesia, pero la experiencia acumulada sugiere que definitivamente contribuye.

Pero para quienes han observado con preocupación las locuras de ciertos derechistas en los últimos años, está la sensación deprimente de que nuestra peor pesadilla podría estarse volviendo realidad. Los testigos dicen que el atacante gritaba "cosas de odio". El FBI está a la espera de determinar si investigará los hechos como un posible crimen de odio. No es descartable: De acuerdo a Out & About, un sitio web gay de Tenesí, sucedían bastantes cosas en la TVUUC de la clase que este derechista parecía odiar particularmente:

La policía de Knoxville no ha revelado el motivo del ataque. La iglesia atacada es sede de muchas actividades afirmativas de la diversidad sexual.

Un integrante de la congregación escribió en un blog nacional que la iglesia había puesto recientemente un anuncio en el que daba la bienvenida a la gente gay. Uno de los objetivos del plan de largo plazo de la iglesia es "Aumentar la participación congregacional en programas por los derechos humanos de las personas gay / lesbianas / bisexuales / transgéneras (GLBT)".

"Elrod", quien subió un comentario al blog, "La voz moderada" afrima que es miembro de la iglesia. Dijo no haber estado presente en los hechos, pero añadió: "todo lo que ahora sabemos es que el sospechoso no tenía ninguna vinculación con la iglesia. No tengo idea de si tenía alguna clase de agenda política o cultural (la TVUUC acababa de poner un letrero que daba la bienvenida a la gente GLBT), o si se trata sólo de un lunático que actuó sin razón alguna".

La TVUUC es sede del Spectrum Café de Knoxville, que es un lugar de reunión social del área de Knoxville para los jóvenes secundarianos y preparatorianos que "apoyen los principios de la diversidad, la tolerancia y el valor y la dignidad de todo ser humano.Los adolescentes que vienen a Spectrum respetan las ideas de los otros, las visiones sobre la religión, la raza, las orientaciones sexuales, las capacidades y las adscripciones étnicas. El grupo acoge a quienes se "autoidentifican como gay, lesbianas, bisexuales o transgéneros, o a quienes tienen dudas sobre su orientación sexual o identidad de género".

El Grupo de Hombres Gay de los Lunes en Knoxville se reúne en la TVUUC cada lunes, de 7:30 p.m. a 9 p.m.

David Massey es uno de los coordinadores del Spectrum Café, también conocido como "Spectrum Diversi-Tea and Coffee House", que esta primavera iniciará su octavo año de existencia. "Nos anunciamos como un refugio seguro para quienes se identifican como LBGTQ y sus amigos y aliados hetrosexuales, así como también para cualquier otro joven que se sienta hostigado por sus creencias religiosas, apariencia, o capacidades", dijo Massey en una entrevista con la revista UU World.



Otras fuentes destacan que la iglesia ha tenido un papel de liderazgo en las tareas de acoger y alimentar a la gente sin hogar y en el establecimiento de la sección local de la organización defensora legal de los derechos civiles ACLU.

Y en cuanto a esto, también, podría haber sido cualquier iglesia UU del país.

Luego de 25 años de retórica derechista eliminacionista con sus virtuales licencias para cazar liberales, así como de marcarnos por nuestra presunta traición y de sólo dejar a unos pocos de nosotros como muestras de exhibición museística, es natural que a algunos de nosotros nos brincara la idea de que, quizás, luego de tanta insistencia, alguien finalmente habría decidido tomar un arma y despacharse a algunos 'libruls' [forma en que quienes no conocen la grafía correcta de 'liberal', en inglés, suelen malescribir la palabra] —y decidiese (no sin razón del todo) que la iglesia UU local, podría dejar tan atestado el suelo de ellos, como de codornices en uno de los viajes privados de caza de Dick Cheney [el vicepresidente con G. W. Bush].

Cualquiera que resulte ser la razón o motivo del atacante, hay al menos dos lecciones que espero que todos aprendamos de los hechos de este día.

Una es que puedes apostar a que los integrantes de esta congregación encontrarán alguna forma novedosa de aproximarse a su restauración —y al hacerlo, nos pondrán un ejemplo al resto de nosotros que hemos de considerar cuidadosamente. Si (y cuando) la enfermedad mental resulta el factor decisivo, responderán a este hombre y a su familia con compasión y justicia, puesto que esa es la manera UU. Y si el odio resulta ser un factor de la historia, también, entonces Knoxville, Tenesí habrá de tener un diálogo sobre crímenes de odio que no dejará a nadie al margen o impeturbable. Esa es la manera UU, también.



La otra es que la valiente y ecuánime respuesta de esta congregación muestra, una vez más, que es hora de deshacernos del viejo estereotipo y de dejar de subestimar la valentía y la inteligencia de la izquierda religiosa en los EUA. Hemos tenido un tiempo extraordinariamente corto para reflexionarlo en la décadas recientes —no sólo en cuanto a la derecha religiosa, que nos considera servidores de Satán en la tierra; pero tampoco en cuanto a los otros compañeros progresistas, que incluso llegan a considerar que 'religioso' sería un sinónimo de loco, peligroso, irracional y definitivamente no uno de los haberes del movimiento.

Los progresistas seculares no parecen haber entendido que en tanto que la política tiene todo que ver con hacer del mundo un lugar mejor, la religión progresista nos dice por qué es necesario trabajar por ese cambio y cuán 'mejor' ha de verse ese mundo cuando lleguemos a allí. Las tradiciones liberales de fe nos ofrecen las metáforas esenciales y la visión del mundo de la que todo se deriva —los marcos que dan forma y sentido a nuestros sueños. Tienen un papel invaluable que desempeñar para ayudar a nuestro movimiento a determinar sus valores y prioridades, a entender dónde estamos en el gran esquema de las cosas y a evaluar si vamos teniendo éxito, o no.

El movimiento conservador supo desde el principio que no alcanzaría el éxito a menos que pudiese ofrecer a la gente esta clase de narrativa profunda. Ofrecer esto fue precisamente uno de los mayores recursos que la derecha religiosa aportó a su movimiento. Los progresistas no podrán derrotar esto mientras que no ofrezcan una narrativa sobre cómo podrían y deberían ser los EUA —y nuestras iglesias liberales cuentan desde hace muchos años con la más intensa y extendida experiencia en el desarrollo y comunicación de estas historias y en construir consensos— y en ocasiones como la actual, literalmente a prueba de balas —las comunidades alrededor de ellas.



Y ahí está esta larga y dura historia de la que podemos abrevar. Los unitarios universalistas, junto con los congregacionalistas y los cuáqueros, han sido parte del latir del corazón del liberalismo de los EUA, incluso desde antes de que se fundara el país como tal. Hemos resistido firmemente al ignorante y al arrogante, al aterrorizado y al irracional, a las policías, las cortes y al congreso en tantas ocasiones que ya no es en absoluto noticia. La desobediencia civil está incrustada en nuestros huesos (sí —lo asumo con suspiro agradecido—, Thoreau fue uno de los nuestros, también) y hemos llegado a considerarla como uno de nuestros supremos sacramentos. En la actualidad no es sólo en nuestra defensa de los derechos GLBT y en nuestra furiosa indignación contra la tortura, sino también en nuestro papel de liderazgo en el Nuevo Movimiento Santuario, que defiende a los inmigrantes de las redadas de la migra.

Si la derecha conviertiese alguna vez su cruzada antiliberal en una guerra a tiros, sería fácil predecir que las iglesias unitarias universalistas estarían entre sus primeros blancos. Lo que sería menos predecible —a menos que conocieras suficientemente a la gente, su teología y su historia, o tomaras cuidadosa nota de todo lo que sucedió ese domingo en Tenesí— es cuán soprendentemente fiera y temeraria es probable que sea esa respuesta.

El duelo y el orgullo saben extraño juntos, pero estoy llena de ambos por la gente de la Iglesia UU del Valle de Tenesí (TVUUC). Después de todo, podría tratarse de cualquier iglesia UU en cualquier parte. Esa es la mala noticia. Y también la buena noticia.





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