jueves, 22 de mayo de 2008

¿Por qué la iglesia? ¿Por qué la religión? ¿Por qué el ministerio?



Revdo. Arthur G. Severance

(Trad. Francisco J. Lagunes Gaitán)

Iglesia Unitaria Universalista de la Orilla Este

Kirtland, Ohio, 5 de agosto de 2007


¿Por qué la iglesia? ¿Por qué la religión? Está bien, añadamos, ¿por qué el ministerio? He aquí algunas frases para abrir jocosamente la conversación:





”Todas las religiones son lo mismo: la religión es básicamente culpa, aderezada con diversas festividades”. ~Cathy Ladman

”Hay algo en cada ateo, como una comezón de creer, y algo en cada creyente, como una comezón de dudar.” ~Mignon McLaughlin, The Second Neurotic's Notebook.

Mudarnos aquí luego de vivir por 16 años en San Antonio, Texas, constituyó ciertamente una prueba, para usar términos bíblicos. Desde luego, recientemente escuché de una nueva perspectiva sobre el relato bíblico en que Jacob lucha con el ángel/demonio/Dios junto al río Jaboc donde se preparaba para cruzar al siguiente día a fin de reunirse con su hermano alejado, Esaú (Génesis 32.22-31).

Parece que solía haber la creencia de que en las fronteras, especialmente si pasaban por ellas ríos, había demonios, dioses, ángeles, (incluso duendes y gnomos) que evitaban que la gente cruzara el río, ¡esencialmente con el propósito de evitar que se instalaran en el nuevo territorio!





Ahora que podría decirse también que Jacob podría haber luchado también con su conciencia por haber engañado a su propio hermano (Génesis 25.27-34), pero eso queda para otro sermón sobre terapia familiar. Así que al cruzar el río para mudarnos, digamos de San Antonio a Mentor, también luchamos con el caos, con el hecho de que casi cada cosa que podía fallar, lo hizo. Verdaderamente se hicieron presentes ahí los demonios del caos y de la incompetencia para realizar las tareas debidas, pues acompañan a cada mudanza. Con ellos debimos luchar, y si recuerdas la historia de Jacob, al final de la lucha casi al despuntar la mañana del nuevo día, el ángel/demonio/dios debe irse antes de que salga el sol, así que él/ella/eso consigue dar un golpe final y ¡Disloca la cadera de Jacob! ¡Así que por eso tengo artritis en mi cadera!

Verás, esto es parte de lo necesario para dificultarnos la mudanza. El cambio siempre consiste en luchar con los demonios particulares que nos rondan, tal como lo dice aquella vieja frase de Flip Wilson, “¡El diablo me hizo hacerlo!” En el lenguaje religioso tradicional diría que respondo a un llamado, no sólo de esta congregación de la Comunidad Bienamada, sino también de Dios, de Ella, de Él, de Ello mismo. Siento en mis huesos que aquí es donde debo estar.

Expreso mi más profundo aprecio a todos aquellos de la iglesia quienes nos ayudaron a desempacar los bártulos, y espero con gran alegría y expectación convertirme en su ministro, para colaborar sobre asuntos de justicia social, para vivir, amar, lamentar y reír juntos.

Creo que la iglesia/religión/adoración debería consistir en ayudarnos a cambiar, ayudarnos a mudarnos, por así decirlo, ayudarnos a empacar nuestros viejos hábitos y a decidir con cuáles quedarnos y de cuáles deshacernos en una venta de garaje.



Y creo en un día de Sabbat, de descanso, que la santifique. También creo en un ministerio compartido y en mantener el caracter de adoración del servicio del Domingo por la mañana, incluso cuando el ministro no ocupe el púlpito.

Para un ministro, el Domingo no es un día de descanso, sino que es un día de religión, y una experiencia de relación religiosa con ese sentido de lo sagrado, llamado de muchos nombres, y un sentido de vinculación con la congregación. ¿Por qué la iglesia? ¿Por qué el ministerio? ¿Por qué la religión?

Aquel viejo dicho sobre el ministerio es preciso, pienso yo, ¡confortamos al afligido y afligimos al cómodo!

El sacerdote y escritor francés, Henri Nouwen, escribió "El ministerio es una profesión de tontos y payasos que le dicen a todos los que tengan oídos para escuchar y ojos para ver que la vida no es un problema a resolver, sino un misterio al cual entregarse". ¡Y eso es el ministerio compartido!

Hace algún tiempo participaba en un retiro titulado “Jornada hacia el Sabbat”, que se basaba en el libro Sabbath: Restoring the Sacred Rhythm of Rest [El Sabbat, restaurar el ritmo sagrado del descanso] de Wayne Muller. Los oradores eran consejeros de un centro de consejería pastoral en Fort Worth. Comenzábamos cada día con la adoración luego del desayuno, y eso era algo maravilloso, nos ayudaba a sintonizar la mente y el alma en una actitud receptiva.

"El Sabbat puede ser como ... un santuario en el tiempo cuando consagramos a nuestros seres queridos, nuestros anhelos de paz, nuestras oraciones por fortaleza, y bienestar para nuestros hijos. El momento del Sabbat está reservado para recordar la santidad de la vida, Quítate los zapatos. Párate tranquilo y en silencio por un momento. Deja que tus pies toquen a la tierra, al piso, al suelo y a la roca. Siente surgir la santidad visceral y besa la tierna y desnuda piel. Camina lentamente. Deja que cada paso sea una plegaria, que el contacto de cada planta del pie sea un beso sagrado de la carne y la tierra. Deja que cada sensación ascienda por el cuerpo. Siente cómo el cuerpo recibe la bendición del terreno sagrado".

Los cristianos llaman al domingo el primer día de la semana, el Sabbat, el Día del Señor o el Día de la Resurrección, en contraste con el Sabbat judío, que comienza el séptimo día de la semana, el día que Dios descansó luego de la creación del mundo. Dado que el judaísmo se basa tradicionalmente en el calendario lunar, a diferencia del calendario solar cristiano, el Sabbat judío comienza con el crepúsculo de la tarde del viernes y dura hasta que se oculta el sol el sábado. Uno de los diez mandamientos es recordar el Sabbat y santificarlo, ¿pero qué significa?

Pienso que nos lleva hacia las preguntas de, "¿por qué la religión?" y "¿por qué la iglesia?" Pienso que ambas preguntas nos llevan a explorar las profundidades de nuestro ser, la vinculación y el propósito de la vida, e incluso de la muerte. No parece haber una época en la que la humanidad no haya tenido alguna clase de religión, ¡o de creencias sobre la naturaleza de la vida y de la naturaleza misma! Y aunque se ha hecho mucho mal en nombre de la religión, frecuentemente se ha debido a sus demasiado humanos practicantes, sacerdotes y pastores.

Así que contemplemos esto, el libro de los inicios en la Biblia judía y cristiana, el Genesis, en el que Dios creó todo el mundo en seis días y el séptimo, Él (Ella, Ello) descansó. El día de descanso se vuelve parte de los 10 mandamientos sacratísimos ¡Recordar el Sabbat y santificarlo! Descansar, por lo tanto, equivale a 'santidad'. Pensemos en esto por un minuto, que uno de los 10 mandamientos plasmados sobre aquellas proverbiales tablillas de piedra fue "¡recuerda el Sabbat y santifícalo". Si todas las leyes de Dios se redujesen a sólo 10, una de ellas sería sobre el descanso, incluso la relajación, pero también a guardar un día de la semana y "santificarlo".

¿Acaso no estamos frecuentemente demasiado ocupados para descansar en estos días? Desde luego, parecería que nos jactáramos de cuán ocupados estamos y, desde luego, y dado que el tiempo equivale al dinero, entre menos tiempo, más dinero tendríamos. El pictograma chino para 'ocupado' [máng], está formado por dos caracteres, uno para 'corazón' y otro para 'muerte'.



Se cuenta un relato sobre una tribu sudafricana que emprendió una larga migración. Día tras día marcharon bajo el sol tropical hasta que repentinamente se detuvieron, montaron un campamento y descansaron por varios días antes de continuar.

¿Por qué se detuvieron?, les preguntó alguien. "Teníamos que detenernos", le contestaron. "Debíamos esperar hasta que nuestras almas pudieran alacanzarnos".

¡El Sabbat y quizás también la religión consisite en dejar que nuestras almas nos alcancen! "Seis días a la semana bregamos afanosamente con el mundo", escribió el rabbí Herschel, "exprimiéndole ganancias a la tierra; el Sabbat cuidamos especialmente la semilla de eternidad plantada en el alma... Aun cuando el alma se marchita, incluso cuando no sale una plegaria de nuestras gargantas tensas, el limpio y silencioso descanso del Sabbat nos conduce al reinado de la paz eterna, o al inicio de una nueva conciencia de lo que significa la eternidad".

Me propongo sustentar que la religión no es algo inventado solamente para estafar o controlar, incluso aunque Napoleón dijera una vez que la religión se habría inventado para evitar que los pobres mataran a los ricos. Comenzamos un nuevo capítulo en la historia de esta iglesia y ninguno de nosotros sabe cuánto ha de durar. Hemos de crear, no una nueva religión, sino una nueva interrelación religiosa ¡y una parte crucial de esa interrelación religiosa tendrá lugar por la mañana del domingo en la adoración! ¿Por qué es que cuestionarnos sobre la iglesia nos lleva a cuestionar también la religión misma? Lucharemos con esa pregunta. Y, oh, ¡vaya que discutiremos!




Me considero un humanista místico en el límite con el teísmo naturalista, con un toque de trascendentalismo emersoniano, pero lo que es más importante, soy un buscador religioso, un buscador del sentido, pues en la interrelación religiosa de lo que llamo "Tú, Yo y el Universo", que es lo que llamo la dimensión religiosa, yace en su corazón un profundo y energético amor, al que muchos suelen incluso llamar Dios, pero yo no. Y la iglesia, una vez más, especialmente en lo referente a la adoración, es una parte integral de esta experiencia de interrelación religiosa que nos convoca, tanto a la justicia social, como a la espiritualidad.

Nosotros los ministros, debo confesarlo, ¡trabajamos los domingos! Sí, pero más que eso, debido a que nuestros trabajos pueden tenernos tan ocupados que nos perdamos de la dimensión religiosa que primero nos convocó a entrar al ministerio, y entremos en una frenética "carrera de ratas" de múltiples ocupaciones, tratar de llevar a los hijos en taxi a su juego, dar y tomar lecciones de diferentes materias etc., y eso nos deja exhaustos, irritables y deprimidos. Tanto así que el café ya no nos basta como estimulante, ¡pues ahora debemos tomar incluso bebidas extraenergizantes como "Red Bull"!

Incluso nuestras iglesias son una muestra de las ocupadas agendas de los directivos de la congregación, aunque sabemos que casi siempre las reuniones de la mesa directiva o de las comisiones de la congregación inician con palabras religiosas de apertura y con el encendido del cáliz, nuestros símbolos sagrados. Y a veces pareciera como que la gente usa a las iglesias como una oportunidad para el escapismo, en vez de para el descanso, para recitar de memoria liturgias, en vez de propiciar e invocar la dimensión sagrada.

¿Por qué la religión? ¿Por qué la iglesia? No como escape, no como debilidad, no como conformidad. La respuesta es más universal, y uso la palabra iglesia para nuestra experiencia, no es que se trate de la única forma de 'encontrar religión'. Pienso que la religión se trata de descubrir lo sagrado, la urgencia profundamente significativa, espiritual y religiosa dentro de nosotros, dentro de la naturaleza, dentro de las enseñanzas de sabiduría del mundo, algo a lo que estamos listos para entregar nuestro corazón, mente y manos.

El Sabbat se convierte en una experiencia de reposo espiritual, e incluso refrescante. Tomar una siestecilla, vivir un día sin las exigencias de las ocupaciones cotidianas, incluso de las típicas listas las domésticas estilo: "Cariño, no te olvides de...", sin múltiples tareas simultáneas, ni apresurados viajes en taxi, todo esto es parte de una jornada hacia el Sabbat. Alguien dijo una vez que debíamos meditar al menos media hora diariamente, ¡pero que si no podíamos encontrar media hora para hacerlo, deberíamos tomarnos una hora!

Busco en todas las religiones, así como en la literatura, las películas, e incluso en las canciones, y las comparto en esa parte de nuestra interrelación religiosa llamada iglesia, adoración, búsqueda, estar juntos y, desde luego, también al recitar nuestra alianza como congregación.



Cheryl Richardson, autora de Take Time for Your Life [Date tiempo para tu vida], habla de la adrenalina como el enemigo del descanso: "La acelerada velocidad a la que vivimos ha contribuido a que la sociedad padezca una sobrecarga de adrenalina, más que una sobrecarga de información. Cuando usamos la adrenalina como nuestra principal fuente de combustible, el sistema adrenal de nuestro cuerpo —la respuesta de atacar o huir que supuestamente nos alerta y prepara para el peligro— nunca tiene una oportunidad para descansar. Este estado hipervigilante de atacar o huir termina por hacer fisiológicamente imposible que nos tranquilicemos".

En otras palabras, podríamos estar matándonos a nosotros mismos si trabajamos demasiado duramente, o si nos aceleramos demasiado, o estamos permanentemente demasiado ocupados. Nadie en su lecho de muerte desearía haber pasado más tiempo en la oficina. Seamos tan religiosos sobre el reposo como lo somos para ir a la iglesia. Dediquemos más tiempo a nuestras relaciones que a ir al trabajo, ocupémonos más de explorar nuestra dimensión intuitiva religiosa y/o espiritual, con una actitud agradecida por la belleza de la vida, con todas sus experiencias agridulces.

Examinemos juntos lo que nos aleja del Sabbat. Muchos estudios han mostrado que quienes asisten a la iglesia viven vidas más largas, y yo sostengo que no se debe a que vayan a la iglesia 'correcta', sino a que ellos, y nosotros, ¡aprendemos a estar en una interrelación religiosa, por lo menos el Sabbat!

Creo que todos necesitamos religión, iglesia y Sabbat, pero tal vez le demos diferentes nombres. Sí, podría tratarse de una caminata por el bosque, como recomienda Emily Dickinson, pero debería satisfacernos igual. ¡Vaya que sí, podría tratarse de jugar al golf!

Alguna gente encuentra sentido en las convivencias sociales o en los proyectos de justicia social, y no asiste a la 'iglesia', pero aun así encuentra la dimensión religiosa. Todos necesitamos amar y ser amados, y todos necesitamos encontrar alguna forma de servir que ayude al mundo. El sentido de la vida es encontrar el sentido de la vida, que para mí puede resumirse en una simple, aunque profunda palabra: AMOR.

Paz, Amen, Shalom, (paz en hebreo), Assalaamu Alaikum (que la paz sea con ustedes en árabe) , Abrazos a todos, Námaste, (saludo hindú dirigido a la divinidad dentro de ustedes) Benditos sean y permítanme añadir una bendición más que adapte hace mucho del español, antes de ser ministro.En vez de la tradicional "Vayan con Dios" la modifiqué así: "Vayan con su Dios", en el sentido de "Vayan con su propia idea o interpretación de Dios".

Que salgamos de aquí recargados, inspirados por el amor de la interrelación religiosa.

Que riamos seguido, e incluyamos más diversión en nuestras vidas y que lloremos si lo necesitamos.

Que aprendamos a tomarnos un día de descanso para la búsqueda religiosa,

Que oremos, no para evitar las dificultades, sino por fortaleza, sabiduría interior y amigos para afrontarlas.

Que vivamos nuestras vidas lo mejor que podamos.

Que amemos lo mejor que podamos.

Que obtengamos fortaleza al darnos las manos.

Que sepamos dar y recibir con generosidad.

Que nos familiaricemos con alguien nuevo cada domingo.

Que vayamos ahora en una paz que sobrepase todo entendimiento y en el amor que hace que todo valga la pena.



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