jueves, 21 de mayo de 2009

Boletín de Adoración 4: De sacramentos y corresponsabilidad

Amig@s de la LCUM:

Quiero ofrecer mi testimonio y algunas ideas para seguir procesando la discusión sobre las comidas compartidas.

Mi experiencia personal

En los 5 años en que he participado en reuniones unitarias de adoración más o menos regulares en la Ciudad de México, sólo en los últimos 2 años hemos incorporado la realización de 'comidas compartidas'. Estas comidas han marcado una diferencia notable en cuanto a la clase de espacio que vamos creando, y ofrecen un espacio más cálido y relajado que solamente el ritual y la reflexión del sermón. Creo que ha sido uno de nuestros aciertos incluir la comida compartida luego de nuestros servicios de adoración. 

En casi todas las iglesias unitarias se realizan 'comidas de cazuelas', potlocks,  'comidas compartidas' o 'comidas de traje' (en las que cada cual lleva un platillo) con cierta regularidad, por lo menos mensual.

Un sacramento

Tradicionalmente se entiende como un 'sacramento' a un acto que se considere una manifestación externa de la presencia de lo divino. El centro de cualquier sacramento de la vida religiosa es la comunidad de adoradores reunida, que manifiesta su común unión, o comunión. Desde el origen de la humanidad, la comida en comunidad ha sido un medio privilegiado para practicar simbólica y concretamente esta común unión.

No creo que tengamos que discutir si es que tendremos, o no, cierta práctica de comida compartida de común unión, pues ya lo hacemos regularmente. La discusión es cuánta comunión, y de qué clase, necesita nuestra comunidad emergente en cada momento de su desarrollo. Por ejemplo, nuestros hermanos y hermanas unitarios de Transilvania realizan cuatro veces al año una comunión ritual con pan y vino (blanco). Nosotros realizamos el año pasado una comunión del chocolate...

La especificidad del Grupo Cáliz

A diferencia de las Sesiones de Adoración, los GC son más un compromiso de equipo. Para que la intimidad espiritual y la participación mejoren en calidad de la compartición y de la escucha es muy importante que los miembros de un GC traten de no faltar. La Adoración Regular funciona bastante bien incluso con un recambio importante de los participantes, es más flexible en este sentido. Los GC generalmente se realizan entre semana en la mayoría de las iglesias. Hay GC por afinidad de tradición (humanistas, budistas, cristianos, por ejemplo), por interés compartido (proyectos de justicia social, lectura de libros espirituales, círculo de escritores, círculo de cocina, etc). Este año inciamos el ciclo de GC con las 4 sesiones básicas, en las que hemos procurado enfocarnos en desarrollar nuestras habilidades para compartir (escucha profunda, realimentación positiva, atención sagrada).

Incluso hay pequeños rituales cuando un GC se divide (lo ideal es que tenga de 4 a 11 participantes), para recibir a un nuevo integrante, para despedir a un integrante que salga del grupo, etc.  Por ello hacer un ágape en cada sesión del GC podría tal vez tener como resultado que se desincentivara la participación regular que es el corazón del GC, o tal vez no, según decidamos...

El salto a la regularidad semanal

Hace 3 años nos comentaba nuestro amigo Royal Cloyd que en su experiencia en la creación de congregaciones, que sin una regularidad de por lo menos 2 sesiones de adoración al mes, era muy difícil reunir la masa crítica de asisitentes para vitalizar un grupo emergente. Y ahora nos enfrentamos con el hecho de que para que funcionen los GC también es importante que tengan esa misma regularidad. En resumidas cuentas: nos enfrentamos al reto de organizar reuniones semanales regulares (al menos 4 al mes) para que, tanto los Servicios de Adoración Públicos, como los GC funcionen de manera óptima y nuestra congregación emergente pueda ofrecer un hogar espiritual regular que nos provea de las reflexiones, celebraciones, rituales, intimidad espiritual, profundización espiritual, una visión de justicia y amor, capacitación para servirnos (ministrarnos) los unos a los otros y al mundo... 

Y siguen otros retos igualmente interesantes y fascinantes: creación de nuestra escuela de educación religiosa liberal infantil (no para adoctrinar, sino para que nuestros niños exploren sus propias respuestas a las grandes preguntas de la humanidad), desarrollo de ministerios regulares en causas específicas de justicia social y ambiental con una implicación sistemática de nuestra comunidad de fe, formalización de nuestra estructura de trabajo congregacional (Mesa directiva, comités de liturgia, apoyo y acompañamiento, de educación religiosa, de música, de voluntariado, de Relaciones Públicas, etc), Boletín Congregacional, etc.. Y otros que vendrán en su momento...

Ministrar y ministrarnos

En esta comunidad de buscadores libres debemos actuar como una congregación de autoservicio religioso. ¿Qué necesitamos de nuestro hogar espiritual, de nuestra comunidad de memoria, de celebración y esperanza? ¿Qué aportaremos para que nuestra comunidad sea el lugar que necesitamos? ¿Qué talentos, conocimientos y habilidades podemos poner en acción? ¿Cuánto tiempo dedicaremos a impulsar a nuestra comunidad? ¿Qué comidas compartidas en comunidad unida queremos tener? ¿Qué aportaremos a estas comidas? El siguiente paso está al alcance de la mano en los próximos meses. Lo daremos juntos, porque necesitamos nutrir y nutrirnos de esta fe liberal y de una práctica liberadora cada vez más completa. 

Saludos fraternos en esta fe liberal y liberadora,

Libertad, Razón, Tolerancia, Servicio y Amor en Religión

Francisco Javier Lagunes Gaitán
Moderador de la 
Libre Congregación Unitaria de México

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