http://www.uta.edu/psychology/faculty/levine/sunserv6.htm
Lecturas previas:
i) De Suzanne Pharr, Homofobia: Un arma del sexismo
¿Cómo sería el mundo si no hubiese homofobia —para tod@s, hombres y mujeres, de cualquier identidad sexual?
- L@s niñ@s no serían llamad@s maricones y marimachos; sólo serían quienes son, podrían hacer lo que quisieran.
- La gente sería capaz de amar a cualquiera, independientemente de qué sexo; la cuestión sería simplemente si esa persona es un buen ser humano, capaz de convivir de manera armoniosa y amorosa.
- Las relaciones de afecto se abrirán entre hombres y mujeres, mujeres y mujeres, hombres y hombres, pero no se centrarán en el sexo; la gente no temerá que se le llame con palabras insultantes si muestra su afecto a alguien que no sea su pareja, ni una pareja potencial.
- Si se abren los afectos, el aislamiento se romperá para todos nosotros, especialmente para quienes generalmente experimentan poco afecto físico, como la gente adulta mayor no-casada.
- Las mujeres serán capaces de tomar cualquier trabajo que deseen, sin ser tachadas de 'masculinas' por ello.
- Habrá menos violencia si los hombres no tienen que probar y declarar su hombría a cada paso. Su deseo de dominación y control no se derramará, desde lo personal, hasta la política nacional e internacional, así que se evitará el uso y desarrollo de más grandes y mejores armas para controlar a otros países.
ii) De Sarah Voss, ¿Qué número es Dios?
Nuestro mundo está pletórico de contradicciones y paradojas. Nuestras mentes, es decir, nuestros procesos cognitivos, parecen apoyarse pesadamente en la metáfora (con su característico 'es y no es') y de manera similar se constituyen de la fibra de la contradicción y la inconsistencia. Las matemáticas, al ofrecernos una metaestructura en la cual podemos colocar, tanto al universo, como a nuestras mentes, nos prometen la esperanza de alcanzar cierta clase de entendimiento y aceptación de nuestro lugar en el universo. Fundamental para esto resulta la episteme (forma de conocer), la noción de que no hay sólo una episteme, sino que hay epistemes —muchas maneras de conocer. De nuevo, las matemáticas nos brindan un patrón para que podamos reunir todas estas maneras (frecuentemente paradójicas y contradictorias) de conocer en un todo integrado, un todo que, paradójicamente, sólo podemos conocer parcialmente.
Sermón:
¿Acaso la fobia hacia las matemáticas y la homofobia están relacionadas? ¡¿Cómo es eso?! ¿Qué diablos tendría que ver el miedo a una materia escolar particular con el odio y el prejuicio dirigidos hacia un grupo particular de personas?
Espero mostrar, desde luego, que están relacionados. Separar como con una pared una parte de la vida mental nos conduce como sociedad a negar y degradar las contribuciones, no sólo de un aspecto del pensamiento, sino de la gente que es adepta a ese aspecto de pensamiento. Permítanme ahora poner esto en perspectiva: hay aquí una diferencia de grado. La gente homosexual ha sido objeto de delitos de odio, e incluso de asesinatos, debido a su orientación sexual. En muchos casos han sido despojados de sus derechos civiles o de prestaciones de salud y no se les ha permitido el reconocimiento público de sus parejas. Nada de esto les ha sucedido a los matemáticos; los únicos casos que conozco en los que las matemáticas han llevado al asesinato de alguien fueron los de algunos profesores de las universidades de Stanford y UC San Diego fueron liquidados por estudiantes irritados debido al poco avance de sus tesis, ¡y quizás esto no basta para señalar una tendencia! Pero en una escala menor, la matefobia (o fobia hacia las matemáticas) tiene algunos puntos de analogía con los prejuicios dirigidos hacia los integrantes de determinados grupos, entre los que se incluyen, tanto a los hombres gay, como a las mujeres lesbianas. Y, como lo sugieren las lecturas previas, tanto la experiencia matemática, como la experiencia gay, puede hacer una fuerte contribución a la reintegración y al pensamiento holista, tanto en lo individual, como en lo social.
Esta conclusión viene de alguien que se deleita en jugar con las ideas y en formar conexiones entre ellas. Pero también viene de una experiencia más personal. A principios de la década de 1980, época en la que mi esposa Lorraine y yo vivíamos en Houston, participé en una conversación sobre el cambio social con alguien que ambos conocíamos de la política. Resultó que mi amiga Linda, al igual yo, tenía un origen de clase media alta privilegiada. Ella me preguntó cómo era que con ese origen había desarrollado una orientación política izquierdista, así como una simpatía por los oprimidos. Dijo que su propio radicalismo había tenido sus raíces en el hecho de que de niña se había sentido diferente debido a haber sido adoptada. No tuve una respuesta rápida para Linda, pero al reflexionar después sobre ello me di cuenta de que también me había sentido diferente por otras razones. Principalmente porque fui objeto de pullas por haber obtenido en matemáticas notas algo mejores que el promedio, así como por ser peor que el promedio en coordinación física y deportes.
La homofobia, desde luego, no sólo afecta a los gay y a las lesbianas, sino también a los heterosexuales que muestran un comportamiento externo que se pueda interpretar de alguna manera como gay. Así que naturalmente, debido a mi mala coordinación, recibí mi parte de mofas e insultos como 'marica' y 'afeminado' (así como 'estúpido' y 'espasmos') —aunque también hubo momentos en que dirigí esas mismas pullas a otros, de lo que no estoy orgulloso pero era lo común entre nosotros. ¡Pero cuán análogas son las pullas y mofas como 'matado', 'sabiondo', 'ñoño', 'cerebrito', 'nerd' o 'Einstein' que se lanzan sobre quienes muestren habilidad matemática!
Y así, en la adolescencia me apegué a las matemáticas pues me brindaban lo opuesto a la imagen de 'marica'. Los adolescentes con temor a ser gay hacen otras cosas para compensarlo. Como el doctor en educación, Warren J. Blumenfeld, lo discute en su libro Homophobia: How We All Pay the Price [Homofobia: Cómo todos pagamos el precio], algunos de estos chicos lo compensan al volverse heterosexualmente activos a muy temprana edad, sin estar cercanos emocionalmente a las chicas con las que se acuestan, e incluso no parecen disfrutar particularmente del sexo. Así que la homofobia es uno de los factores que contribuyen al embarazo adolescente. Los valores de mi familia me hicieron sentir que esta alternativa no estaba abierta para mí y la opción atlética tampoco estaba disponible para mí. Pero prepararse para hacer carrera en el campo de las matemáticas, (todavía) dominado por los varones, sí era una posibilidad realista para mí. Jugué con la idea de cambiar mi área principal de especialización a sicología, o hacia algo relacionado, pero temí que fuera demasiado 'afeminado'. Posteriormente, un sentimiento de seguridad profesional me permitió construir puentes hacia la sicología y, finalmente, de manera oficial, a hacer el cambio desde un nombramiento académico en el departamento de matemáticas, a uno en sicología. Pero las matemáticas son todavía una parte valiosa de mi herencia, justo del modo en que Lorraine yo somos Unitarios Universalistas (UU), aunque todavía atesoramos nuestra herencia judía.
¿En qué consiste la fobia hacia las matemáticas, quién la sufre y de dónde proviene? No hay respuestas simples y consistentes para esas preguntas, pero algunas tendencias son visibles. Primero que todo, difiere a través de las culturas. Desde la década de 1980, un equipo de sicólogos educativos de la Universidad de Michigan, Harold Stevenson, Chuansheng Chen, Shin-Ying Lee y James Stigler, se ha dedicado a comparar a los niños del mismo nivel socioeconómico en los EUA, Taiwán y Japón, en cuanto a sus logros en matemáticas. En tanto que las tres culturas mostraron resultados comparables en cuanto a aprendizaje verbal, ¡los niños de los EUA están bastante atrás en comparación con los niños orientales, incluso a la edad de 5 años! Stevenson y sus colegas no explicaron esto a partir de diferencias genéticas. En lugar de ello, su explicación se centra en señalar las expectativas más bajas, especialmente sobre matemáticas y aritmética, por parte de los padres y maestros de los EUA. Los sicólogos lo atribuyen a la tendencia común en los EUA a creer que la habilidad matemática sería algo con lo que nacerías, o no, mientras que sólo una minoría de la gente lo tendría. Los japoneses y taiwaneses, por el otro lado, tienen mayor tendencia a creer que cualquiera puede tener éxito en matemáticas si trabaja duro.
Los países más cercanos a los EUA en sus creencias acerca de las matemáticas son quizás Canadá y Reino Unido. Sé, por haber pasado unos meses en Londres, que los ingleses están, como los estadunidenses, preocupados porque muchos de los mejores estudiantes técnicos en sus universidades son extranjeros. Los europeos continentales están en algún lugar intermedio entre los estadunidenses y los orientales. ¡Pero dos de quienes fueron mis colegas en el Departamento de Matemáticas de la Universidad de Texas en Arlington, uno de Holanda y otro de Polonia, ambos me dijeron que el concepto sociológico de 'nerd' no tenía equivalente en sus culturas!
No tengo una buena teoría sobre por qué surgen estas diferencias entre las culturas —excepto que los sicólogos sociales también han encontrado que los estadunidenses tienen una creencia más fuerte en las tendencias individuales que la mayoría de las otras culturas, quizás debido al fuerte individualismo en nuestro carácter y en nuestro sistema económico. Sin embargo, podemos examinar nuestra sabiduría convencional cultural (o como la llamo en mi libro para público amplio, 'sinsentido común') sobre las matemáticas y sobre los matemáticos. ¿A qué le tenemos miedo?
Parte de esto lo captura el mensaje de esta camiseta que traigo. Para quienes no la puedan ver claramente, se basa en una caricatura que muestra a 2 científicos parados frente a un pizarrón. Del lado izquierdo del pizarrón hay algunas fórmulas. En el centro está escrito con mayúsculas: "ENTONCES OCURRE UN MILAGRO". A la derecha hay más fórmulas. La leyenda al pie dice: "Pienso que deberías ser más explícito aquí en el Paso 2".
HE AQUÍ LA ILUSTRACIÓN DE LA
PRIMERA CAMISETA
Así que parte de la imagen de las matemáticas resulta obscura, esotérica, sin contacto con el mundo real. Aunque las mismas personas que opinen eso admitirán a regañadientes que las matemáticas tienen aplicaciones importantes. El columnista de Chicago, publicado en todo el país, Mike Royko, unos meses antes de su muerte prematura, escribió una columna inspirada por el descubrimiento de que el terrorista solitario conocido como Unabomber resultó ser aparentemente Ted Kaczynski, un Profesor Asistente de Matemáticas en Berkeley. La columna de Royko decía básicamente que la historia de Kaczynski confirmaba su creencia de que la gente con "mente matemática" (algo que, por cierto, no estoy seguro de que exista) "tiende a ser algo rara". Atribuyó a "semejante gente" la creación de la era nuclear y de las computadoras portátiles. Pero añadió que Kaczynski habría cometido “el error de buscar la clase de orden y de lógica en el mundo real que tenía en el mundo de las matemáticas".
Hay un lado personal y chistoso en la historia de Mike Royko. Al final de su columna, incluyó su buzón electrónico. Así que le envié un largo mensaje, le dije que era uno de mis héroes cuando estudiaba mi posgrado en Chicago y lo invité como compañero progresista a evitar los estereotipos generalizadores contra grupos específicos. Después de todo, dije, dados sus antecedentes es de suponer que tendrá objeciones a los chistes sobre polacos. Así que adivinen qué me envió como respuesta por correo electrónico: ¡un chiste de polacos! Se los contaré a todos los que me lo pidan. Añadió que pertenecía a la "escuela de sensibilidad de Jackie Mason [controvertido comediante judío acusado de hacer comentarios presuntamente racistas]". Así que por lo menos era un oponente con sentido del humor de las políticas de igualdad oportunidades.
También, la gente a veces dice, "quería estudiar para ingeniería (o negocios) pero no pude con las matemáticas". Ese fue uno de los aspectos de mi trabajo como maestro de matemáticas que más odiaba. Disfruto de ayudar a las personas a creer en sus sueños y a cumplirlos, y no me entusiasma el papel que el sistema de educación masiva me ha obligado a asumir como guardián que se interpone entre la gente y sus sueños. Y quiero insistir en que aunque este sea el rostro de las matemáticas que mucha gente ve, ¡no es la naturaleza de las matemáticas! Es simplemente el resultado de un sistema escolar semejante a una fábrica combinado con la creencia cultural de que alguna gente tendría habilidad matemática, mientras que otra no, así que la labor de las escuelas consistiría en eliminarlos —una creencia que la mayoría de los educadores de matemáticas progresistas no comparten.
Aunque la matefobia, como sistema de creencias, es inconsistente en sí misma. Por una parte, las matemáticas y los matemáticos frecuentemente son considerados esotéricos y misteriosos, así como separados del mundo real. Por la otra parte (particularmente para algunas personas que se consideran artísticas y románticas) las matemáticas y los matemáticos son vistos como mecánicos, sin alma, mundanos y torpes. ¿Cómo podrían ser súpermundanos y del otro mundo, al mismo tiempo?
Tal inconsistencia se encuentra en el prejuicio contra cualquier institución o grupo de personas. Considera la homofobia, por ejemplo. Suzanne Pharr, en el libro del que proviene la primera lectura, se queja de que las lesbianas son acusadas de odiar a los hombres y también se les acusa de querer ser como hombres. Los hombres gay han experimentado el otro lado de la misma cuestión al ser acusados, tanto de odiar a las mujeres, como de ser afeminados.
Hay algunas analogía peculiares entre la fobia hacia las matemáticas, o la parte de ella que constituye realmente un prejuicio, y la homofobia. Uno de los grandes argumentos de los homófobos, particularmente cuando realizan campañas contra los gay en profesiones como la enseñanza, es que los homosexuales (dado que presumiblemente no se reproducirían) andarían a la busca de convertir a los heterosexuales hacia la orientación homosexual. De manera análoga, los matemáticos son acusados, como en la columna de Royko, de querer imponer una camisa de fuerza, un entendimiento matemático ultralógico al resto del mundo y a otros campos del conocimiento. Y es igualmente falso. Un estudiante del posgrado en Humanidades Interdisciplinarias en mi universidad, que tomaba un curso de lectura conmigo, vio un libro que estoy escribiendo sobre las bases científicas de las actitudes humanas y me acusó de "tratar de cuantificar el amor". Le dije que no, que más bien yo trataba de amorificar lo cuantitativo! Tuvo que reírse de eso.
Muchos elementos contribuyen a la matefobia. Pero uno de ellos podría ser el otro lado de la moneda de la homofobia masculina, es decir, el miedo a la lesbianidad en las mujeres. La consultara en educación de la ciencia y de las matemáticas, Sheila Tobias, escribió un libro muy bueno, a fines de la década de 1970, sobre cómo vencer la ansiedad hacia las matemáticas. Dijo que las mujeres eran las principales, pero no las únicas, víctimas de la ansiedad hacia las matemáticas. Desde entonces, se ha hecho un poco más pareja la proporción entre ambos sexos en áreas relacionadas con las matemáticas (como las ingenierías), pero no tanto como sí ha sucedido en muchas otras profesiones, tales como medicina, leyes, ministerio ciencias biológicas. Así que los comentarios de Tobias siguen siendo oportunos, pese al progreso realizado. Y dijo sobre las mujeres que una gran parte de la dinámica inconciente implicada en la supresión de sus propias habilidades matemáticas se debe al temor a parecer “masculinas" ante los ojos de la sociedad. Temen que las matemáticas las hagan verse "duras" y supriman su suavidad y feminidad. ¡Y este es precisamente el otro lado de la moneda de los hombres que son homófobos por temor a sus propios lados “suaves”! De hecho, las mujeres que ingresan a áreas relacionadas con las matemáticas no concuerdan con los estereotipos. Por ejemplo, hay una mujer con la que iba al bachillerato y que era una atractiva morena, bailarina y coreógrafa, porrista, e integrante del Consejo Estudiantil —y luego llegó a ser Jefa del Departamento de Matemáticas del campus de Newark de la Universidad Rutgers.
El libro de Tobias discute lo que sucede en los talleres que ayudan a la gente con las matemáticas, particularmente al resolver problemas expresados con palabras. Da un ejemplo de gente, principalmente mujeres, que hacen el problema y lo resuelven perfectamente bien, pero luego dicen, "Oh, esto no puede ser correcto, porque se trata de matemáticas y no soy buena para las matemáticas". Estas mujeres han asimilado uno de los falsos mitos sociales sobre las matemáticas: que dado que sólo hay una respuesta correcta, sólo habría un método correcto de obtener la respuesta, y que para encontrarlo se requeriría de puro trabajo mecánico y fatigoso sin creatividad, ni intuición.
Justo lo opuesto es verdad. Jacques Hadamard (1865-1963), un matemático francés, escribió un libro en la década de 1940 sobre la sicología de la invención matemática, basado en entrevistas con muchos de sus colegas. Una de sus conclusiones asombrosas fue que los matemáticos usualmente no piensan en el campo de la abstracción pura. En vez de eso, traducen conceptos matemáticos muy generales en imágenes visuales y cinestésicas, y sus imágenes son únicas y personalísimas para cada matemático (¡me puedo identificar con eso debido a que hay un concepto matemático avanzado que —por razones que tienen que ver con un episodio de mis días de estudiante— está indeleblemente asociado para mí con el sabor del cerdo agridulce chino!). Y estas imágenes ayudan a los investigadores a establecer relaciones entre estos conceptos; el razonamiento sólo llega después, para verificar si es que sus intuiciones son, de hecho, correctas. Otro matemático de mediados del siglo XX, Tobias Dantzig (1884-1956) —como es citado en el libro de Sarah Voss—, dijo sobre el simbolismo de su campo: "la tremenda importancia de este simbolismo yace, no en los ... intentos estériles por desterrar la intuición del campo del pensamiento humano, sino en su poder ilimitado para ayudar a la intuición en la creación de nuevas formas de pensamiento".
Siempre ha habido, de hecho, un aspecto juguetón, artístico y divertidamente extravagante en las matemáticas. Después de todo, Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas fue escrita por un lógico, y Gödel, Escher, Bach: Un eterno y grácil bucle por un computólogo con inclinaciones matemáticas. Y el título de este último libro nos recuerda que mucha gente encuentra una conexión entre el talento matemático y el musical.
¿Pero acaso hemos de dejar así nada más que esa clase de cosa sea un juego que sólo unas pocas gentes con habilidades especiales puedan jugar? ¿O es que habría un beneficio para toda la sociedad al reducir la fobia total hacia las matemáticas? Pienso que difundir el alfabetismo matemático trae consigo muchos beneficios, tanto en lo espiritual como en cuestiones prácticas.
Espiritualmente, si (como nos gusta decir a los UU) la totalidad de la vida y la creación como una trama interdependiente, lo mismo debería ser verdad para la totalidad del conocimiento. Cualesquier dos disciplinas o campos de estudio están relacionados y se influyen mutuamente, así como las matemáticas están cercanamente vinculadas a la estructura del mundo y de la naturaleza (¡e incluye a la mente!) —lo que no significa que podamos "reducir la naturaleza a ecuaciones". Así como yo he dedicado una buena parte de mi vida a las conexiones entre la matemática y la sicología, mi amiga Sarah Voss (a quien conocí por primera vez en la Asamblea General UU en Fort Worth, en 1994) ha dedicado mucho de su tiempo a las conexiones entre la matemática y la religión. Vive en Omaha y es una ministra ordenada UU (actualmente ministra a tiempo parcial en la Primera Iglesia Unitaria de Ciudad Sioux, ha servido como ministra interina en Cedar Rapids). También enseñó matemáticas varios años en varias facultades y universidades en Nebraska y trabajó por un tiempo en un consorcio regional de educación matemática. En sus libros y en otros materiales de enseñanza ha reflexionado sobre la historia del simbolismo matemático usado en la adoración, a partir del misticismo de los números y los sólidos geométricos desarrollados por el antiguo sabio griego, Pitágoras de Samos (582AEC-507AEC) y sus seguidores.
Como la lectura del libro de Sarah lo apunta, un conocimiento de las matemáticas puede producir exactamente lo opuesto de lo que mucha gente teme que produzca. En vez de poner una camisa de fuerza al pensamiento humano e imponer una forma correcta de hacer las cosas, las matemáticas nos ayudan a ver la realidad en su aspecto dinámico, siempre cambiante, así como llena de paradojas (un ejemplo de una paradoja matemática: los números pares serían un conjunto más 'pequeño' que los números enteros, pero a cada número entero se le puede asociar exactamente un número par al multiplicarlo por 2, esto sucede así sólo porque hay un número infinito de números). Desde la década de 1960, en esta misma línea, los matemáticos han descubierto cómo discur sobre —y trabajar con— el caos. Esto ha acercado su trabajo al misticismo oriental y pagano, y han logrado generar algunos bellos diseños fractales como el que se muestra en esta otra camiseta. Y señalo un paralelo con el papel de honroso que los homosexuales han tenido en muchas de las sociedades tradicionales de los nativos de Norteamérica, tales como los Navajo y los Sioux, como shamanes y líderes espirituales, precisamente debido a que son percibidos como gente 'paradójica' que representa un puente en la división al uso entre lo masculino y lo femenino.
SEGUNDA CAMISETA
ESTA ES SU ILUSTRACIÓN
Las matemáticas pueden traer consigo otros beneficios para nuestras actitudes y maneras de pensar y sentir. Si consideramos a la vida como algo dinámico, consideraremos a las personas como dinámicas: no atrapadas en determinados 'rasgos de carácter', sino capaces de cambiar. La matemática también nos ayuda a ver los patrones, las interconexiones y las analogías útiles entre dominios diferentes. Como lo dijo el matemático y físico francés del siglo XIX Jean-Baptiste Joseph Fourier (1768-1830): "las matemáticas comparan los fenómenos más diversos y descubren las analogías secretas que los unen" (va un ejemplo ilustrativo de esta manera de pensar: uno de mis estudiantes de posgrado vio una analogía entre las burocracias indiferentes y la gente con daños en su lóbulo frontal). Finalmente, el aspecto de la prueba formal de las matemáticas, con la investigación rigurosa de la verdad universal que implica, puede ayudarnos para ver a través de las convenciones sociales la verdad real de las cosas —al emperador desnudo, como estaba.
Pragmáticamente, vencer la difundida matefobia ayudaría a los estadunidenses a ponerse a la par de los japaneses (y en el futuro cercano, de los coreanos, chinos, e hindúes) en cuanto al desarrollo tecnológico. Y podría evitar que muchos profesionales cometan grandes meteduras de pata. Hay ejemplos en un libro del matemático John Paulos, que se titula Innumeracy (que sería algo así como el analfabetismo matemático). Uno de ellos trata del hombre que da el pronóstico del clima, quien dijo que había una probabilidad de 50% de lluvia para el sábado, y de 50% de lluvia para el domingo, ¡así que, según él, al sumarlas darían una probabilidad del 100% de lluvia en algún momento del fin de semana! Otro que se discute en los libros de texto de sicología es el de un doctor que hace una prueba a un paciente para detectar una forma rara de cáncer, para lo que usa una prueba de piel en la que el 90% de los pacientes con ese cáncer dan positivo; cuando el paciente da positivo, el doctor concluye, erróneamente, que su paciente tendría una probabilidad del 90% de tener cáncer.
Ahora concluyamos con un regreso a la conexión con la homofobia. Parece haber diferencias genéticas entre los individuos en lo referente a su habilidad matemática. No todos, quizás, están hechos para ser matemáticos profesionales, así como no todo el mundo está hecho para ser pateador de los Dallas Cowboys. Pero el cerebro difiere del reto del cuerpo en que su función es mediar entre el cuerpo y el ambiente exterior —y con el objeto de hacer esto con efectividad, debe (y lo hace, a través de substancias químicas y conexiones sinápticas) cambiar con el ambiente. Así como yo conté con maestros de voces que transmitían apoyo que me convencieron a base sólo de insisitir en que "la mente puede más que la materia" de que podría ser un gran cantante aficionado, casi cualquiera podría bajo las condiciones apropiadas, aprender a desarrollar un alfabetismo matemático mínimo y una valoración positiva del papel filosófico de las matemáticas (de hecho, hay o había un taller de apoyo en la Ciudad de Nueva York llamado “¡La Mente puede más que la Materia!”)
Creo aproximadamente que lo mismo es verdad con la orientación sexual. Que alguien resulte homosexual u heterosexual de adulto depende en gran medida de su herencia genética (dudaría en afirmar que sea algo completamente genético, puesto que mientras que no conozco la literatura sobre el 'gen gay', conozco un genetista comportamental de la Universidad de California en San Diego que no me parece un intolerante homofóbico exaltado y ha expresado su escepticismo profesional sobre el concepto). Pero de manera similar a lo que sucede con la habilidad matemática, la gueidad contra la heterosexualidad puede representarse mejor un continuo, o algo como un 'Yin/Yang', en vez de una pared abrupta. Pienso que todos tenemos algún potencial para sentir atracción física, así como amor, por gente de ambos géneros. Y conforme más admitamos esto, más venceremos la homofobia. Pues como toda la gente con prejuicios, el homófobo teme en otros el reflejo de su propio sentimiento secreto.
El sinsentido común de la sociedad promueve estas divisiones al decirnos que debemos ser duros o suaves, racionales o emocionales, intelectuales o espirituales. Los adeptos de la Nueva Era no ayudan al decir: "salte de tu intelecto (mientras apuntan a la cabeza) y entra a tus sentimientos (mientras apuntan al corazón)", ¡cuando la verdad es que ambos están en ambos lugares! Podemos soplar y comer pinole —y una religión de síntesis como la UU podría animarnos a ello. Podemos ser apasionados sobre las ideas, como muchos viejos judíos socialistas, así como místicos sobre la naturaleza, como muchos neopaganos. El neurocientífico Antonio Damasio culpa a Descartes por la creencia cultural de que la razón y la emoción serían opuestas. En un libro reciente titulado Descartes’ Error [El error de Descartes], Damasio discute lo que pasa a quienes tienen daño en una parte de los lóbulos frontales que obtienen valores normales para la memoria y las pruebas cognitivas (algunos de ellos tienen, de hecho, coeficientes intelectuales muy altos) pero carecen de las reacciones emocionales usuales ante los estímulos sensoriales (por ejemplo, pueden informar que manejaron sobre el hielo sin sentir miedo alguno). Si la mitología social fuese cierta, estos pacientes serían excelentes tomadores de decisiones ultrarracionales, al estilo del Sr. Spock de Star Trek / Viaje a las Estrellas. La verdad es que son pésimos tomadores de decisiones. El paciente favorito de Damasio nunca puede decidir en cuál de varios restaurantes comer pues ninguno de ellos lo emociona. Y pese a su gran inteligencia, tiene problemas para conservar un trabajo por un periodo prolongado.
Pero aunque Damasio acertadamente criticó el error de René Descartes (1596-1650), pienso que cometió un error propio. Al final de su libro, dijo que las emociones necesarias para motivar las decisiones deben ser principalmente la evitación del dolor, y que él no podría imaginarse una sociedad basada en la búsqueda del placer. Esta es la clase de cinismo que una religión liberal como la nuestra necesita rechazar. Necesitamos motivarnos racional y emocionalmente para buscar el placer de la máxima integridad y vinculación de los unos con los otros, independientemente del género y de la orientación sexual, y con un mínimo de epítetos e insultos. Y el espectro completo del intelecto humano, de las matemáticas a las artes y de regreso, necesitan emplearse al servicio de esa meta.
*Daniel S. Levine es integrante, desde 1983, de la Primera Iglesia Jefferson Unitaria Universalista. Es Profesor de Sicología y antes fue Profesor Asociado de Matemáticas, en la Universidad de Texas en Arlington. Su investigación en redes neuronales y modelación cognitiva combina ambos campos. http://www.uta.edu/ra/real/editprofile.php?onlyview=1&pid=151
Puedes descargar gratuitamente este documento (para fines no comerciales) en formato imprimible PDF (10 páginas) de:
http://www.scribd.com/doc/15808308/Homofobia-y-fobia-hacia-las-matematicas
La homofobia y la fobia hacia las matemáticas: ¿Dos caras de la misma moneda? -
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