Esta mañana escribí (en mi artículo "Monstruo") que comentaristas ultraderechistas como Sean Hannity y compañía podrían tener alguna parte de responsabilidad moral por los asesinatos de Knoxville. Tristemente para todos los involucrados, eso puede ser verdad.
Esta tarde nos enteramos por medio de Knoxville News que los agentes que ingresaron a la casa de Jim Adkisson "encontraron Liberalism is a Mental Health Disorder [El liberalismo es una enfermedad mental] del conductor de un programa radial, Michael Savage, Let Freedom Ring [Que repique la libertad] del conductor radial, Sean Hannity y The O'Reilly Factor [El factor O'Reilly] del anfitrión televisivo Bill O'Reilly".
La presencia de los libros de alguien en el hogar de una persona mentalmente perturbada no hace de ellos los accesorios de un asesinato. Pero la retórica derechista contra los liberales y los humanistas, como los asistentes a la Iglesia Unitaria Universalista del Valle de Tenesí (TVUUC), ha sido excepcionalmente violenta por años. Los grupños liberales son llamados frecuentemente "Nazis" o "semejantes a los Nazis" por O'Reilly (incluso ha dicho esto sobre nuestra Arianna Huffington). Savage afirma que "colgaría a todos los abogados" que han intentado establecer derechos constitucionales para los prisioneros de Guantánamo, describe a Obama como un "afro-leninista" y dijo que la gente de Media Matters eran "camisas pardas". Describe al integrante del congreso Wexler como "nazi" y llama a Nancy Pelosi una "Mussolini".
En cuanto a Hannity, dijo que "hay cosas en la vida por las que vale pelear y morir, una de ellas es asegurarse de que Nancy Pelosi no se convierta en 'speaker' (presidenta) de la Cámara de Representantes". Reflexionemos en estas palabras: "digno de pelear y morir por ello".
Y una muestra adicional.
Ann Coulter dice que los liberales deberían ser golpeados con bates de beisbol y procesados por traición (no aclara el orden en el que ambas acciones se realizarían). Dick Morris [quien ha asesorado a los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón] dice que hay "traidores" que deberían ser decapitados.
Tengo un amigo en Clear Channel (sí, tengo un amplio abanico de amigos) que describió a algunas de estas personas como "animadores". ¿Lo captan, cuates? Usan imágenes incendiarias que asemejan a sus conciudadanos con los enemigos violentos de la nación. Y luego actúan como si les sorprendiese que una persona que les creyó asesine. Usan un lenguaje de guerra y luego dicen que no se les puede culpar cuando alguien se enlista en su lucha imaginaria.
El siguiente paso será la indignación –¡sí, indignación!– ante la idea de que podrían ser hechos responsables moralmente de esta acción, el fruto posible de su retórica.
Todos debemos ser cuidadosos sobre el efecto de nuestras palabras. Pero la derecha ha convertido en su negocio una forma particularmente violenta de promoción del odio. ¿Acaso Jim Adkisson habría asesinado sin toda esa incitación del del coro vituperante de la derecha? Nunca lo sabremos. Pero cada hora que pasa parece menos probable que sin ese elemento hubiese entrado alguna vez a una iglesia llena de niños y empezara a disparar.
Si encuentran algo que escribí en la casa de un asesino, dejaría lo que estaba haciendo e iniciaría una autorreflexión seria. Escribiría sobre lo que considere que son mis errores e intentaría enmendarme. ¿No lo harías así tú? No es que la censura sea la respuesta. No se trata de legislar contra todo acto reprensible. A veces la manera más efectiva de cambiar a la gente es pedirle cuentas por las consecuencias de sus actos. Eso incluye a no sólo a Fox News, en este caso, sino también a CNN –que recientemente ha dado espacio al discurso de odio del presentador Glenn Beck.
Cuates, esto ya no es 'entretenimiento' para nada –si es que alguna vez lo fue. Debemos pedir cuentas también a las instancias directivas. Ellos hacen negocio y sirven a la agenda política al decir a cientos de millones de personas que sus conciudadanos liberales son enemigos del estado, traidores y enfermos mentales. Y usan las ondas aéreas pública para hacerlo.
Si estos sabihondos mediáticos derechistas fueran tan devotos como dicen, se detendrían, reflexionarían y pedirían perdón. Esto incluye también a sus empleadores corporativos. Quisiera que lo hicieran por el bien común, aunque no espero que suceda.
En cuanto al resto de nosotros, es hora de buscar nuevas estrategias para contener la difusión del discurso de odio en los medios. Las viejas formas ya no funcionan.
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*[RJ Eskow es escritor, consultor, y compositor/músico (ocasional). Ha trabajado en pollítica pública, comunicaciones, tecnología de la información y finanzas; tanto en los EUA, como en 20 países extranjeros. Ocupó cargos directivos (incluso CEO) en varias empresas de seguros y del ámbito de la atención de la salud, antes de instalarse en su actual carrera.
[Además de escribir para The Huftington Post mantiene sus propios blogs: Future-While-U-Wait sobre tecnología y futurismo, A Night Light para política y música, así como The Sentinel Effect para asuntos relaciondos con la atención de la salud. Es posible comunicarse con él a la siguiente dirección electrónica "rjeskow@gmail.com".]
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